sábado, 4 de julio de 2015

Cicloturismo por Islandia (Parte 1): Un doble anochecer

Los últimos días antes de la partida todo es una locura, parece que no terminamos nunca con los preparativos, miramos un sinfín de listas, disponemos todo en un sitio visible para comprobar que va todo, repasamos las listas y faltan pequeñas cosas que hay que ir comprando y otras que no nos llegan hasta el último momento.

Y todo ha de entrar en dos alforjas y poco más (y no esta todo).
Para ir más relajados decido preparar la bici un par de días antes de la salida, y lo que se antojaba como una tarea sencilla se convierte en una fuente de incertidumbres, ya que uno de los pedales de Yaiza no se puede quitar, decido que llevaré la bici al taller de la tienda de bicicletas para que se lo quiten, pero antes trato de empaquetar mi bici y... ¡¡Sorpresa!! uno de los aros con los rodamientos de la dirección esta partido, así que aprovecho y lo llevo para pedir otro igual y sustituirlo.

  

  

Ahora pruebo así, ahora de este otro modo ¿Y así? ¡Joder, tampoco!.

En la tienda veo como tratan de quitar ellos el pedal y parece que también se les resiste: 

Mecánico: "Nos vas a tener que dejar la bici para poner algún producto que lo afloje, tal vez tengamos que calentar la biela para que salga, pero mañana a primera hora la tendrás". 
Yo: "¡Joder que estrés!"

Y para colmo me dicen también que esa pieza de la dirección no la tienen suelta, que tendrán que darme una dirección completa, pero que como hay un montón diferentes, que les lleve la bici mejor, así que corriendo para casa para coger la bici y llevarla al taller, llegando justo cuando están casi poniendo el cierre. 

Al día siguiente las recogemos y ya solo toca, una vez en casa, desmontarla para meterlas en las cajas, y la operación no es tan sencilla como parecía, por lo menos para un novato. Terminamos a las tantas y eso que Miguel nos ayudo, el venía con la intención de cenar y recoger las llaves de casa, pero le toco currar como al que más y entre los tres conseguimos, peso en mano, desmontar las bicis y guardar 23 kg. de material en cada una de las cajas de bicis, 20 kg. en la bolsa de viaje a facturar, más 5 y 12 kg. para los equipajes de mano, medido todo al gramo.

Al fin respiramos cuando esta todo preparado, disfrutamos de la cena y velada con Miguel y nos vamos a dormir tarde. Mañana empieza la aventura. 

Todo al coche e iniciamos camino hacia Alicante para coger el vuelo. En Albacete nos encontramos con José Pablo y Chema, quienes nos están esperando para comer. Hace un calor de justicia, pero la sombra en la terraza y el agua con el que nos rocían nos permiten disfrutar de la cerveza.

A falta de Cristina para completar todo el grupo
Continuamos camino y justo llegamos con Cristina al aeropuerto, descargamos las bicis y vamos los conductores a dejar el coche en el parking. Luego toca facturar, y terminamos de respirar cuando vemos que los pesos cuadran, al menos los equipajes de manos y las maletas, otro cantar serán las bicis.

Aeropuerto de Alicante
Las bicis van por otra cinta diferente, ya que el tamaño de las cajas les impide pasar junto con el resto de equipajes, así que las llevamos al sitio correspondiente y tanto la de José Pablo como la de Chema se pasan del peso, pero la persona que nos atiende es muy maja y no pone pega alguna, ya veremos que pasa a la vuelta.

Cinta de equipajes especiales
Ya anocheció cuando despegamos y algunos se disponen a dormir, yo prefiero hacer alguna que otra foto e ir disfrutando del momento, total llegaremos a una hora prudencial donde podremos aprovechar para dormir algo en destino.

Alicante desde el aire cerca de las once de la noche.
El vuelo va pasando rápido y lo que las pantallas indican esta por acontecer, digamos que de camino a nuestro destino pillamos al sol, el vuelo son poco más de cuatro horas y la diferencia horaria con Islandia es de dos horas, por lo que llegaremos recién pasada la una, pero aún en vuelo, volvemos a ver el sol y poco después toca el anochecer.

Monitor informativo del avión
Al fin vemos la tierra de Hielo y Fuego, y al aterrizar se contemplan alguna que otra fumarola y los campos de lava que erupción tras erupción van dando forma a Islandia.

Amanecer o anochecer de Islandia, en este fecha es difícil diferenciarlos si hay nubes.
Una vez que tomamos tierra y nos adentramos en la terminal de Keflavík apreciamos que ya es de noche, aunque siga habiendo luz.

Ahora toca esperar por nuestras maletas e ir a la zona por la que se supone que saldrán nuestras bicis, impacientes por verlas otra vez junto a nosotros. En la puerta vemos un cartel con lo que ya estábamos advertidos: "No se pueden montar las bicicletas en la terminal", pero nada más salir del edificio vemos cajas de quienes la montaron en un jardín junto al parking.

Puerta por donde aparecen los equipajes especiales
Ya tranquilos con nuestras bicis buscamos la salida, ahora hay que llamar a los de la Guesthouse Alex para que vengan a recogernos. En el momento de hacer la reserva les indicamos la hora de llegada y que traíamos cinco bicicletas, suponemos que lo tienen controlado.

Añadir leyenda
Ahora solo queda esperar fuera a que lleguen para dejarnos en el que sería el alojamiento de nuestra primera noche y el de las cajas de las bicis durante las tres semanas del viajes, hasta que fuésemos a recogerlas.

Salida de la terminal
Se presentan con una pequeña furgoneta y un remolque, el chico que la trae dice que tendrá que hacer dos viajes, pero tomamos la iniciativa y conseguimos poner cuatro bicis en el carro y meter la quinta dentro de la furgoneta, ahora todos juntos llegamos al Alex y tras registrarnos dejamos las cajas con las bicis en un cuarto que tienen para tal fin y nos vamos a nuestras habitaciones a dormir.

Cuarto pequeño de las cajas en la Guesthouse Alex, descubriríamos después que hay otra nave más con cajas.
Hay que ponerse el antifaz y los tapones, por aquello de no anochecer y tener el aeropuerto a cinco minutos, y como a la mañana siguiente tendremos que sacar nuestras ruedas a paseo por tierras Islandesas, no nos demoramos y nos quedamos en los brazos de Morfeo. 

Hasta la próxima entrega ;)

10 comentarios:

  1. En el aeropuerto recé para que no perdiesen la caja de la bici, también llevaba salchichones y chorizos del pueblo, la lamentable pérdida hubiera sido doble, jaja.

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    1. Doble te refieres por un lado a los salchichones y por otro a los chorizos ¿No?

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  2. Una curiosidad. Desinflasteis las ruedas para empaquetarlas? Por aquello de restar peso ;)

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  3. Jajajaja!! Evidentemente las desinflamos, pero no por un motivo de peso. Es una recomendación que hacen y no se si será por un tema de posible despresurización de la bodega de carga.

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  4. Madre mía, pues sí que es complicado viajar con bicis...Claro que lo teníais todo controlado... (Begoña Vega)

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  5. Holaa. Voy a viajar a islandia como vosotros desde alicante. Unas preguntas:
    Cuantos kg os pasabais de peso en las bicis? Al volver os pusieron pegas? Gracias

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    1. Hola, yo cuadré el peso al gramo, pero algún compi se pasaba y no hubo problemas, aunque yo no arriesgaría

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  6. Con wow air pone 23kg max pero en su web pone 27

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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