lunes, 7 de diciembre de 2015

A ver por donde es...

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que salí solo con la bici, pero era complicado encontrar compañeros para sacar las ruedas a paseo un día laboral del puente, ya que los que lo habían cogido era para aprovechar y salir fuera. Uno de los grupos habituales con los que salgo últimamente había subido a  Maliciosa el sábado, y les pedí información con la idea de repetir track pero después de lo que me contaron y teniendo en cuenta que iba solo opté por algo con menos riesgos.

La misma mañana del lunes estaba descargando la recién elegida ruta. Tenía ganas de subir a Bola del  Mundo así que  no me lo pensé dos veces, ya que si dejaba pasar esta oportunidad probablemente ya no podría si llegaban las nieves.

Inicie camino desde el pueblo de Navacerrada. En la plaza se notaba ya el frío por lo que era de prever que hoy tendría un día más que fresco y para colmo me deje la braga del cuello ¡Ufff, menudo error en un día como hoy! 

Para enganchar el track tenía que ascender por unas calles más que inclinadas y en dirección contraria, y antes de cruzar la carretera M-607 tuve que desmontar y cargar con la bici para subir un terraplén, una vez al otro lado otra vez a sacar el móvil para ver la dirección a tomar.

Inicia del camino del Calvario
Continué pedaleando y poco después ya en el cruce de la Fonda Real otra vez a sacar el teléfono para ver la dirección a tomar, ya había pasado por el Calvario, pero no recordaba su trayecto, aquí es donde me acuerdo de lo fácil que se hace las salidas con los compis que ya se tienen trillado todo y se conocen la sierra de pe a pa.

El Calvario antes de lo peor
Ya por el Calvario voy disfrutando de la ascensión suave del principio, aunque poco a poco a tornando el firme a una superficie con más piedras cada vez, más irregular y con tramos con una inclinación muy fuerte donde en alguna que otra tengo que poner el pie en tierra para no perder el equilibrio. 

Poco antes de llegar a Navacerrada me cruzo con el único ciclista que vería en todo el día y ya en el pueblo toca otra vez tirar de teléfono para ver la ruta, que indica que he de ascender durante un kilómetro por la carretera principal del puerto, cruzarla se hace pesado y tardo un rato hasta encontrar el hueco sin coches para poder llegar al otro lado.

Al fin en el inicio de la ascensión tan deseada a la par que tan temida... ¡Bueno, veremos si soy capaz! Al pasar junto al sitio donde se toma el telesilla la cuesta se ve muy inclinada, no se donde estará el punto más inclinado pero voy pedaleando pensando que tal vez no sea capaz, he empezado ahora mismo y ya esta costando horrores, hasta el punto de tener que ir zizageando en más de una ocasión.

Al ganar altura voy notando que para colmo llevo el aire en contra, lo peor que hay que redoblar el esfuerzo, lo mejor que al cambiar de dirección me ayuda, así que es un sabor agridulce el que me deja la fuerte brisa. Llego a una curva despejada donde todo el mundo aprovecha para hacer fotos y hago lo propio.

El sol no se deja ver prácticamente en todo el día y hay nubes bajas y altas por doquier
Poco después veo mi objetivo y estoy contento de estar subiendo, ahora ya más positivo veo factible coronar la cima a pesar de las visibles rampas con una inclinación que parece ir a peor ¡Venga, un poco más, el último esfuerzo! No paro de animarme y cuando quiero darme cuenta estoy a unos pocos metros, me anima la gente que por allí anda, hoy soy el único ciclista al parecer.

Otro reto para la saca
Ahora toca descansar y tomar las fotos de rigor, y cuando quiero pedir que me hagan una foto me doy cuenta de que estoy solo en la cima, aunque no tengo que esperar mucho para que aparezca gente y pedirles que me hagan una foto para el recuerdo ¡Qué me la he ganado!

Menos mal que en la pista no había nada de hielo
Me pongo el corta vientos y los guantes de invierno para el descenso ¡Qué bien que los traje! Inicio el descenso, y el freno delantero se resiente de la temperatura por fricción hasta el punto de transmitir la sensación de que ya no frena igual, en breve estoy a la altura del Ventisquero de la Estrada. 

Ahora si que voy a probar las nuevas ruedas, inicio el descenso por una senda repleta de piedras donde se hace difícil no salir por encima del manillar, cuando me quiero dar cuenta ya he sobrepasado el desvío a la senda de la Tubería, pero aún estoy a tiempo de descender por una zona de piedras donde se deslumbran senderos varios para tomar el camino bueno. Aquí al final tengo que desmontar y bajar a pie durante unos cinco minutos para poder alcanzar el track que sigo.

Punto del camino de la Tubería donde lo engancho
Si te gustan los caminos técnicos en este camino se disfruta de lo lindo, eso sí, hay que prestar mucha atención cuando superas con la rueda trasera la tubería para que no te desplace lateralmente, y las vistas son de espectaculares.

Desde el mirador de la Barranca
En poco tiempo me encuentro en el mirador de la Barranca que está repleto de gente. Aprovecho para quitarme el cortavientos y picar alguna nuez y dátil, que termino acompañando con un kokito que me ofrecen y acepto gustosamente. El grupo me pide que les saque unas fotos, y me dan una reflex y un móvil y después de las fotos y todos, justo cuando se van a ir me parece ver a alguien conocido ¿Será quien parece? Digo su nombre tímidamente la primera vez ¡Miguel! Hay quien se gira en el grupo como asintiendo, yo por la duda añado esta vez el apellido y subo la voz ¡Miguel Díaz! - Se da la vuelta y me reconoce ahora, jajaja, les hice las fotos y ni se enteraron, imagino que mi barba les despisto, también estaba Eva, que bueno, mi compañero del cole con el ido coincidiendo en distintos momentos de mi vida, que alegría verlos, Eva regresó con el grupo para no quedarse atrás, Miguel se queda un rato y mantenemos una agradable charla donde nos contamos como nos ha ido. Es una persona excepcional a la que siempre he apreciado un montón. Nos despedimos retomando cada uno la dirección de nuestro camino.

Senda Órtiz
Pista abajo veo que realmente no sobra la ropa que me quité en el mirador, así que paro para volver a ponérmela y mirando el teléfono ya de paso, veo que me acabo de pasar el desvío de la Senda Órtiz, que la tengo diez metros más arriba, regreso para tomarlo y comienzo a disfrutar de la bajada.

Al poco salgo a la pista y me encuentro otra vez con Miguel que baja corriendo con la gente de su Club y con Eva, continuo hasta alcanzar la senda Alakan que me lleva directo hacia el embalse del Ejercito del Aire.

Embalse del Ejercito del Aire
Ahora busco el camino que me llevará directo al pueblo, en el que me voy sumergiendo entre sus calles para dar con la plaza del pueblo y llegar al coche.

Camino de los Almorchones
Ahora estiro un poco después de meter la bici en el coche. No me siento cansado y estoy encantado de haber superado otra vez más el reto pendiente.

Ahora toca recogerse y ver si el tiempo nos permitirá disfrutar pronto de nuestras bicis para poder sacar las ruedas a paseo.

Track de la ruta.

Hasta la próxima.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Pueblos negros - Madrid y Guadalajara

Eran poco más de las once de la mañana cuando recibí un Whatsapp de José Pablo. Me preguntaba por una de las propuestas largas que había lanzado hace poco y que cayó en saco roto:

"Apañero, como tienes el sábado 7 para hacer una chunga de las tuyas??"

A partir de ahí fue cuestión de intercambiar unos cuantos mensajes de aquí para allí y poner en marcha la salida.

Con José Pablo vendrían José (Big Joe) y Chema, así que con cuatro fijos sería más fácil de tratar de reclutar gente en el grupo Vizi-gentuza. Al final se animó Alberto y Sete, y por otro lado Jorge que quería hacer un track más corto por la zona y coincidiríamos durante unos cuantos Kilómetros.

Desde el principio sabíamos que la ruta era muy larga y las horas de luz escasas. Estaba claro que teníamos que madrugar, y mucho, porque como decía José Pablo: esto no es Islandia, y disponíamos de media hora menos de luz que el tiempo empleado por los que hicieron el track que íbamos a seguir, así que partiendo de esa base mi recomendación fue no olvidar el Faro, aunque hubo quien se lo tomo a guasa.

La comitiva inicial.
Quedamos a las ocho de la mañana en la plaza de Valdepeñas de la Sierra, no quedaba más remedio que exprimir las horas de luz. Poco después de las tres de la mañana estaba despierto en la cama sin poder dejar de pensar en la que me esperaba al día siguiente ¡Menuda nochecita!

De camino al punto de encuentro entra un Whatsapp, como intuyo que está relacionado con alguien de los de la salida paro poco más adelante en Torrelaguna para leerlo. Efectivamente, era Alberto comentando que se había dormido y estaba fastidiado por perderse una ruta que el también tenía marcada en la lista de pendientes.

Llegué a la plaza el primero con diez minutos de sobra que aprovecho para ir sacando la bici y montándola, poco después llegaría Sete y procede al mismo ritual y justo al terminar de prepararnos da un toque José Pablo diciendo que están a diez minutos, que aprovechamos para tomar un café, lo malo es que al final los diez minutos se convierten en alguno más, se habían pasado el cruce y tiene que volver para atrás, al llegar me comenta José Pablo que Chema pasó mala noche y ha preferido no venir. Al final salimos justo con una hora de retraso.

Iniciamos la ruta con una temperatura ideal, vamos por carretera hacia Alpedrete de la Sierra descendiendo hasta el río para al otro lado recuperar la altura perdida, cruzamos el pueblo y tomamos un camino que sale por el otro lado, hacia la izquierda... Comienza el reto.

Primeros tramos de pista tras el asfalto inicial
Pronto nos vamos sumergiendo en el otoño, en especial al adentrarnos ya entre las arboledas de hoja caduca con toda la gama de ocres tapizando los laterales del camino.

Como siempre detrás de José Pablo
Hemos ido ganando algo de altura, aunque de modo muy suave y constantemente, de vez en cuando toca alguna que otra bajada también suave. En las curvas con claros disfrutamos de las vistas.

Sorteando la Loma de la Almohadilla
Al poco tiempo estamos circulando por una pista ancha que nos conducirá directamente al pueblo del Atazar donde nos espera Jorge.

El día luce a tope
Nos encontramos ya con Jorge tras la última rampa antes de llegar a un lateral de la iglesia donde nos espera. Está forrado de ropa, y acepta el consejo de los que venimos dándole al pedal, sabemos que en breve le sobraría todo, el día no puede ser mejor.

Unos en sombra y otros a plena luz ¡Así no hay quien saque una foto en condiciones!
Iniciamos la marcha y tomamos la pista que inicialmente va paralela a la carretera, estamos descendiendo, pero todos sabemos que de inmediato comienza el primer gran desnivel del día, no obstante la superficie del camino es benevolente y nos permite ascender sin gran dificultad.

A pesar de la altura del año a la que andamos la sombra es de agradecer en las ascensiones
En el transcurso de la subida pasamos por un tramo de un kilómetro de la carretera de va de Robledillo de la Jara a Puebla de la Sierra, al poco tiempo el camino pierde su inclinación, un pequeño descanso antes de acometer la última parte de la cuesta.

Al final de las bajadas es cuando hago la foto de frente a los demás
Si bien seguimos circulando por pista, el firme empeora por momentos, el desnivel aumenta a la par y el cansancio acumulado se va dejando notar.

El paisaje no deja de sorprendernos
Cada uno a nuestro ritmo continuamos ascendiendo, y nos vamos agrupando según la preparación de cada uno, aunque sin mucha distancia en los puntos claves los primeros van esperando.

El olor que desprende el láudano de la jara se aprecia con el calor en  aumento 
Llegamos a una gran fuente donde José se queja de problemas con el cambio en la subida, le da un baño a la bicicleta bajo el fuerte chorro del caño, el desviador se limpia y queda liberado para cambiar perfectamente, menos mal, problema solucionado.

Fuente de camino a Peña Cuervo
Durante la parada en la fuente me parece ver en el mapa que de inmediato llegamos a la cima, pero nada más lejos de la realidad, justo en este punto tenemos que superar unas cuestas con muchos grados de inclinación, un suelo lleno de piedras que no facilita la tarea y después de la parada se convierte en un esfuerzo de los buenos.

Por fin conseguimos enfilar hacia Peña Cuervo, Javi se nos queda algo atrás y aflojo para darle compañía, ya estamos ahí, casi al final del primer gran desnivel, en los últimos metros veo ya al resto de la comitiva bajando de la bici, están en el punto más alto de la ruta.

Hora de comer
Hay que reponer combustible y hacemos una parada para descansar y comer algo. Esta vez puse en la mochila algo más ligero que las anteriores veces, a modo de sándwich, algún plátano y unos pocos frutos secos. 

Aprovechamos para hacer las fotos de rigor, el alto invita a la panorámica, así que procedo según corresponde. El día es impresionante.

Despejado al completo
Ahora descendemos con ánimos y piernas renovadas, al poco alcanzamos la M-130, José comenta que le suena el núcleo, y parece que podría complicarse la avería, no obstante descendemos por el asfalto hasta alcanzar el punto donde hay retomar pista, y la cosa ha ido a peor, suena bastante y por miedo a que pueda convertirse en una avería gorda en medio de la nada decide abandonarnos en ese punto y seguir carretera abajo hasta el primer pueblo, donde quedaría a la espera de que le recogiese José Pablo.

En Collado Salinero los números de GR de los carteles no corresponden con los del mapa
Continuamos avanzando pero Jorge descubre su rueda pinchada, la válvula estaba rajada, solucionamos el problema con otra cámara e iniciamos la marcha, pero vuelve a perder aire, y luego otra vez más, por lo que dadas las horas y el tiempo que quedaba ambos deciden bajarse, además José Pablo había quedado con José en que iría a buscarle. 

Primero de los pinchazos
A todo esto Sete había tirado y salgo en su caza para contarle y continuar, supongo que estará en lo alto del collado, pero cuando llego no hay ni rastro de él, así que continuo puerto abajo pero inmediatamente el teléfono me canta diciendo que me estoy saliendo del track. Menudo lío ¿Cuanto habrá bajado Sete ya? Desactivo el modo avión y hay cobertura, pruebo suerte y consigo contactar con él, así que le explico que se ha pasado, que había una pista secundaria y que ha de regresar.

La pista de la izquierda cortada con una barrera es la nuestra
No tarda en llegar, le cuento la situación y le indico el camino que tenemos que tomar. Acostumbrados a pistas de primera era difícil a priori pensar que el camino continuará por ahí, está invadido por la vegetación, pero se puede circular perfectamente por cualquiera de los dos carriles que quedan. 

Cañada Real del Collado de las Palomas
En poco tiempo estamos sobre el Camino de los Arrieros, una pista forestal de primera y engalanada de otoño, imprimimos velocidad en descenso suave y alcanzamos sin dificultad el Collado de las Palomas, justo después perdemos desnivel más rápidamente, tan rápidamente que nos saltamos la aldea de La Vereda, punto donde hubiésemos querido pillar agua pues ya andábamos escasos y distribuyendo las últimas existencias.

Camino de los Arrieros
La circunstancia de habernos saltado este pueblo creo que será la escusa idónea para regresar por estos lares, y visitar sus calles ya pobladas desde la época preromana, pasando por ella Visigodos, Bereberes y cristianos tras la reconquista para Castilla de Alfonso VI. Representa el máximo exponente de la arquitectura negra de Guadalajara. 

La Vereda perteneció al ayuntamiento del Vado hasta que las aguas del embalse lo inundaron, pasando a tener ayuntamiento propio hasta su despoblación en 1970 debida principalmente a la incomunicación, posteriormente ICONA quiso derrumbar las casas y reforestar la zona, pero en 1976 un grupo de arquitectos de Guadalajara y Madrid evitaron el derrumbe y decidieron crear una asociación cultural entorno al pueblo para mantener su legado arquitectónico.

Segunda pendiente desafío de la ruta
Al otro lado del Arroyo de la Vallosera comenzamos con la segunda pendiente prolongada de la ruta, Sete una vez más toma la ventaja que su entrenamiento le da y empieza a ganar distancia. Yo aplico mi habitual marcha lenta pero sin descanso sobre un terreno lleno de piedras y con unas curvas donde cada pedalada despega la rueda delantera del suelo.

El sol bajo torna la paleta de colores, la luz nos cambia el paisaje.
Superamos el Collado de Hontanar y poco después iniciamos un descenso de vértigo donde las cerradas zetas continuas y repletas de piedras no te permiten coger demasiada velocidad, pensando en que inmediatamente tendrás que aplicar freno a tope sobre un terreno que no ayuda en absoluto.

Después de 70 kilómetros habíamos superado los dos grandes desniveles de la ruta, aparentemente lo difícil estaba realizado, pero estos últimos metros de constantes pequeñas bajadas y subidas terminan con uno.

Aprovechamos las últimas luces del día para buscar en la mochila los focos e instalarlos en las bicis, después continuamos la marcha sin usarlos aún, ya que queremos reservar baterías, pero no pasa mucho tiempo hasta que tenemos que encenderlos.

Y la noche se hizo
Ahora rodamos con noche cerrada y la temperatura es buena. Estoy contento con la compra del foco, ha sido un dinero bien invertido, y la luz proyectada es más que suficiente para permitirnos rodar con velocidad sobre unas pistas de buen firme que nos conduce hasta Valdepeñas de la Sierra ¡¡Objetivo cumplido!! 

Han sido 92 kilómetros con más de 2.200 metros de desnivel. Y como no podía ser de otro modo tras meter las bicis en el coche y estirar algo lo celebramos con la tradicional cerveza de final de ruta.

Gracias José Pablo, fuiste el valiente que acepto el desafío y gracias al resto de integrantes, tanto a los que no pudisteis completarla por diversas razones como a Sete que rodó a mi lado (más delante que a mi lado, jeje) hasta completar la ruta. Tendremos que repetir macro-ruta y como algunos ya sabéis tengo una muy bonita en el tintero donde es probable que tengamos que llevar los focos para superar la barrera de los 100 km.

Con el permiso Grioco pongo aquí el track que seguimos y no pudimos grabar.

Un saludo y hasta la próxima donde saquemos nuestras ruedas a paseo.

domingo, 25 de octubre de 2015

Cuidado con las setas...

El mismo viernes estaba aún preguntando en el grupo los planes que había para el finde, no tenía acordada ninguna ruta larga para hacer y lancé mi propia propuesta que no calo en absoluto, demasiados kilómetros tal vez. 

Al final fue el sábado pasadas las nueves cuando pregunte y Pedro me dijo que habían quedado en la gasolinera del Tiemblo a las 9 de la mañana. No tenía información del track en si, pero formando parte del pelotón Nieves, Dani, Nacho y él, eso ya era suficiente garantía de que iban a ser una ruta interesante donde además tuve la oportunidad de conocer a otros amigos de Nacho.

Dejando atrás el Embalse del Charco del Cura
Cruzamos prácticamente todo el tiemblo por su avenida principal hasta alcanzar la calle que nos llevaría al punto donde cruzar el Embalse del Charco del Cura y recorrer su margen izquierdo, fue un recorrido agradable junto a la orilla, luego ganamos algo de altura y cruzamos nuevamente el Alberche por la presa del Embalse del Burguillo.

Presa del Embalse del Burguillo
La temperatura era agradable y las sensaciones sobre la bici buenas, muy buenas teniendo en cuenta lo poco que la cojo, eso sí, acabábamos de empezar y aún quedaba mucho por delante.

Al otro lado de la presa seguimos junto al embalse por una carretera que nos lleva hasta el Poblado de las Cruceras, hoy núcleo de alojamiento rural donde se da cabida también al Centro de Interpretación de la Reserva Natural del Valle de Iruelas. Estas edificaciones en su día fueron la residencia de los trabajadores de las fábricas de madera y resina situadas también en este enclave. 

Pegueras junto al Embalse del Burguillo
Al final de este pequeño poblado tomamos un camino que pasa junto a unas "pegueras", que son unos antiguos hornos que se utilizaban para la obtención de "la pez", material utilizado como impermeabilizante de cubas, odres y botas de vino.

Pasarelas tras el Poblado de las Cruces
Continuamos la ruta a través de las pasarelas que nos devuelven de nuevo a la carretera poco transitada ahora, y que tras cruzar la Fuente de la Perra Gorda abandonamos se desvía en dos, nosotros tomaremos la que asciende por la Garganta de las Iruelas.

La pista hacía el Puerto de Iruelas tiene buen firme por lo general (foto de Nacho)
Empezamos a encontrarnos algún que otro tramo con desniveles fuertes, pero el buen firme nos permite avanzar sin dificultades. 

La zona esta preciosa, la humedad que aporta el cauce del río impregna las rocas un musgo de intenso verde en contraste con el abanico de colores de las hojas caídas, es agradable poder pedalear por aquí en un día tan bueno para la altura del año en la que estamos.

Recién iniciado el otoño vemos árboles caducos verdes, amarillos, marrones...
Ya acercándonos al puerto la carretera se torna por completo en pista y los árboles caducos van cediendo en número para tomar ventaja las coníferas, el predominio ahora es del color vede de las acículas resaltando contra el manto marrón de los helechos.

En las cercanías de Lancha Candeleda
Por fin coronamos los 1.467 m. del Puerto de Casillas donde hacemos una corta parada para descansar, reponer líquidos e ingerir alguna pieza de fruta y/o barrita.

Puerto de Casillas
Como no conocía el track me las prometía felices pensando que tras coronar el puerto tocaba la bajada, por unos instantes había olvidado con quien había decidido hacer ruta, tocaba ponerse en movimiento y veo que todos enfilan hacia un pequeño sendero que salía hacía la izquierda en dirección al Pozo de la Nieves.

Inicio del sendero hacía el Pozo de las Nieves
Al final resulto que subida prácticamente no había, tras la salida se convierte en un sendero que en general se mantiene en altura, pero que va teniendo sus pequeñas subidas y bajadas.

Aprovechando los pocos tramos de rodar
Toca disfrutar de modo intenso, la senda es muy técnica y exige lo máximo de uno hasta el punto de tener que poner el pie en tierra, a veces por la dificultad del terreno y otras por un grupo que nos encontramos y al que tengo que ir dando espacio de vez en cuando para rodar sobre la bici.

A veces no queda otra que darle al empuja-bike
En las inmediaciones del Pozo de las Nieves comienzan a aflorar los prados y vamos haciendo colección de fotos, el paisaje invita constantemente a ello.

Panorámica de 180 grados
El último tramo del sendero, ya sin piedras, invita a lanzarse por sus pequeños desniveles y van apareciendo tras la loma uno tras otro.

En esta foto podéis ver la máquina... que viene en bici.
Realizamos la parada y visita obligada al Pozo de las Nieves y en los propios carteles informativos vemos que este quedo prácticamente en ruinas y si hoy podemos disfrutar y contemplar la edificación es gracias a las restauraciones realizadas a lo largo de 1998.

Fachada principal del Pozo de las Nieves con los accesos al pozo y al refugio anexo.
Como dato curioso buscando al respecto de este pozo encontré que en 1906 se vendía la arroba (unidad de masa que equivale en Castilla a 11,5 kilos) a tres reales, lo cual equivalía a la tercera parte del salario diario de un agricultor o un artesano. Teniendo en cuenta todo el esfuerzo que requería seguro que era un precio justo por muy alto que pueda parecer. 

Esa escalera ni la tocamos, casi daba vértigo
Terminamos asomándonos al refugio anexo donde estaba encendida la chimenea, un sitio acogedor sin duda, pero a nosotros nos quedaba aún camino por delante.

Continuamos con un descenso vertiginoso hasta la Garganta de la Hiedra donde digamos que lo pasé mal en una curva donde parecía que no iba a ser capaz de girar todo lo que demandaba, al final lo conseguí, justo cuando el pedal llego a alcanzar una roca en el extremo del camino, la idea de los que contemplaron la escena desde atrás y la mía propia era que besaría el suelo, libre por poco, pero libre.

Seta gigante junto al camino: "Que siga ahí indica algo"
En la entrada desde nuestro camino a una pista forestal hay una seta gigante que paro a fotografiar, quería pillar una buena perspectiva, si veis la foto de arriba creo que lo conseguí, pero lo mio me costo, después de ponerme de rodillas, al intentar levantarme me dio un tirón tan fuerte en la pierna que por un momento pensé que incluso me marearía ¡¡Dioossss, que dolor!! No podía terminar de estirarme, necesite más de cinco minutos para recuperarme.

Continuamos camino e inexplicablemente Nacho fue al suelo, su rueda delantera se había pinchado y le hizo caer. Solucionamos el asunto reparando entro todos la rueda en un instante y seguimos camino.

Cámara nueva y a rodar
Poco después en una otra curva siento que pierdo la dirección, yo giro el manillar pero la bici continua recta a gran velocidad, otro tanto de suerte, ya que justo en esta curva había una pequeña escapatoria de hierba suficiente como para permitirme controlar la bici y detenerla por completo sin caer, eso si, exprimiendo al máximo los frenos de disco. Había pinchado la rueda delantera, lo cual explicaba todo. Aviso al grupo del pinchazo y mientras llegan y me quito la mochila para sacar las herramientas compruebo que a pesar de perder mucho aire en un instante no se ha deshinchado por completo, imagino que eso quiere decir que el líquido de la cámara anti pinchazo hizo su efecto, algo tarde, pero el líquido obstruyo la salida de aire, así que antes de ponerme a reparar nada le doy unas vueltas a la rueda y pruebo a hincharla directamente ¿Funcionara? Parece que aguanta la presión así que directamente continuamos camino.

En pleno castañar
Nos dirigimos hacia un puesto de caza denominado la escalera, ya que está en lo alto de un árbol y se accede por una escalera construida con ramas, pero que después subir y bajar para hacernos unas fotos termina cediendo uno de sus peldaños sin ninguna consecuencia. 

Sin ser "El abuelo" de los castaños sigue siendo impresionante su porte
De aquí nos dirigimos hacia nuestra próxima parada, un castaño apodado cariñosamente como "El abuelo" que tiene una altura de unos 25 metros y una edad estimada en unos 500 años. Este tramo del camino toca hacerlo con mucha precaución, pues es mucha la gente que viene a visitarlo y el camino hay que compartirlo con niños y mayores.

De regreso Pedro se hace una de las fotos de rigor sobre unos tocones altos situados junto al camino. 

Yo tengo otra foto parecida
Concluimos la ruta en el Tiemblo a buena hora, y con el tiempo espectacular que hacía buscamos una terraza donde poder disfrutar de unas cervecitas bien ganadas, eso sí, que nos sirvieran algo de comer fue complicado y se hizo esperar, pero al final nos tomamos unos bocatas de carnaza de flipar.

Disfrutando del buen día (en todos los sentidos)
En definitiva fue una ruta genial, como no podría ser de otra manera. Gracias a todos los que integrasteis el grupo y en especial a Nacho por guiarnos por estos lares.

Track de la ruta

Hasta la próxima donde saquemos nuestras ruedas a paseo.