viernes, 1 de mayo de 2015

¡Pues yo tengo frío!

A la propuesta de Oscar respondimos seis personas: Carla, Eugenio, Miguel, Millet, Yaiza y Yo, aunque en el último momento Millet se nos dio de baja: ¡Te hemos puesto falta de asistencia! 

Vamos llegando poco a poco al puerto de Canencia. Hace frío, pero albergamos la esperanza de que las nubes se disipen y comience a calentar el Sol, descargamos, montamos las ruedas de las bicis y nos ponemos los cortavientos o chubasqueros para protegernos del aire cuando comencemos a rodar.

Pelotón al completo antes de salir
Comenzamos la ruta por el camino que parte de la Fuente de la Raja, tomando el GR10.1 e iniciamos la subida por los pinares de Canencia hasta el Collado del Hontanar.

Pista entre los Pinares de Canencia
Estamos frescos y da para ir charlando en la suave pendiente. Miguel como siempre me sorprende, aunque no se porque, ya debería estar acostumbrado, tanto tiempo que lleva sin pillar la bici y sube de impresión.

Poco después del collado iniciamos el descenso hacia la Majada del Cojo, y es un poco más adelante donde el track inicial marca a la izquierda, pero Eugenio nos recomienda que tomemos el camino de la derecha por el PR12. La verdad es que solo viendo la entrada llama a gritos, si el resto es así tiene que ser una pasada.

Descenso por el PR12
Más de una vez tenemos que parar, ya que el paisaje y lo espectacular del lugar invita a hacer fotos por doquier. Los árboles esta llenos de yemas que aún no han estallado, dentro de poco todo esto será un bosque frondoso, repleto de verdes refrescantes y claro oscuros del sol pasando entre las hojas. ¡Hay que volver para verlo!

Al fondo se divisa ya el bonito pueblo de Alameda del Valle, una vez en él rodamos por caminos tranquilos entre el Río Lozoya y la M-604 hasta Racafría.

Iglesia de Santa Marina, Virgen y Mártir de Alameda del Valle
Atravesamos y cruzando el Río de la Angostura y nos llegamos hasta el Puente del Perdón, donde paramos un rato para hacer la visita pertinente y tomar alguna cosa ligera antes de continuar camino.

Puente del Perdón
El Puente del Perdón que vemos fue el que sustituyo al inicialmente construido a inicios del s. XIV, deteriorado por las continuas crecidas del Río Lozoya, se erigió el actual a mediados del s. XVII y debe su nombre a que en este lugar era donde se juzgaban a los reos, si eran perdonados se libraban de la condena y regresaban sanos y salvos, en caso contrario los alguaciles les conducían hasta la casa de la horca. Aunque para mi el detalle más curioso es que este puente se utilizaba por los Monjes del Paular para llegar al Molino de papel de los Batanes, del cual salió el papel con el que se imprimió la primera parte de Don Quijote de La Mancha, publicada en Madrid en 1605.

Ahora salimos por el área recreativa de Las Presillas tomando de nuevo el GR10.1. Aquí Carla y yo nos ponemos en cabeza y hacemos una buena subida hasta el aparente punto más alto de la ruta ¡Menuda fiera Carla!

Tomando un descanso tras la continua subida
Luego ya hasta alcanzar el Refugio del Puerto de la Morcuera donde paramos a comer tranquilamente. El tiempo no se ha decidido a quitar la capa de nubes que nos separan del sol, que unido a la altura a la que nos encontramos y la brisa que llega, me mantiene en un estado estado entre helado y congelado, sobre todo ahora que estamos parados.

Entrada del Refugio de la Morcuera
Una vez que iniciamos el camino se ya va negociando el evitar una de las subidas. En el Collado de Hontanar algunos dicen que subirían, otros que bajaran directamente. Finalmente todos optamos por la vía directa, desde aquí era cuesta abajo hasta los coches, así que suelto los frenos rozándolos únicamente en las curvas cerradas.

Una vez abajo, aprovecho la ventaja para cambiarme y guardar la bici en el coche, momento en el que empieza a llegar el resto del grupo, unos pocos estiramientos y nos vamos a por la cerveza merecida, despidiéndonos antes de Eugenio que no nos acompañara.

Terraza Cañada 49 de Manzanares el Real.
El tiempo que hemos tenido desde que terminamos la ruta y mientras nos tomamos la caña ha sido el mejor del día. Esperemos que la próxima en la que saquemos las ruedas a paseo no me toque pasar frío.


Hasta la próxima. 

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